Felix Lorenzo

Félix Lorenzo

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Ciudadano del mundo, entusiasta de la fotografía desde la temprana edad de 8 años, era el encargado de hacer la foto familiar de turno. Lo hacía con tanta ilusión que el tiempo de espera hasta que recibía las fotografías reveladas del laboratorio se le hacia una eternidad.

Entrevista con Félix Lorenzo

Un día monté en el coche y fui a Suiza para ver el otoño porque pensé que tenía que ser muy bonito” Félix Lorenzo. Sus imágenes han sido publicadas en las más prestigiosas revistas de viajes.

“un día monté en el coche y fui a Suiza para ver el otoño porque pensé que tenía que ser muy bonito”

Felix Lorenzo

En sus comienzos como fotógrafo de viajes compaginaba su trabajo vespertino en Madrid con escapadas para realizar reportajes. “Tuve una época en la que me iba a Soria todos los días a las 7 de la mañana y volvía por la tarde”.

Su esfuerzo se vió recompensado al ganar el segundo premio fotográfico de la diputación de Soria.

Su primer encargo fué realizar un reportaje para un club de espeleología que iba a explorar una cueva:

“había paredes verticales de 75 metros” con el apoyo logístico del equipo y junto a su visión personal logró unas imágenes únicas que le abrieron la puerta al mundo de los viajes. Desde entonces y hace ya más de 15 años, no ha dejado de viajar y de retratar distintos lugares del planeta y sus gentes.

Sus imágenes han sido publicadas en las más prestigiosas revistas de viajes.

¿Tiene algún lugar preferido?

Sí, lugares donde socialmente y culturalmente tengan algo que ofrecer.

¿Podría citarnos alguno en concreto?

Berlín, Uruguay y Argentina.

¿Existe algún lugar en el que no haya estado y le gustaría ir?

Sí, hay muchos sitios en los que no he estado y me gustaría visitar, como Nueva Zelanda, la Patagonia y la Antártica. En diciembre tengo previsto ir a la Patagonia Chilena y a la Antártica.

¿Cuánto tiempo pasa al año fuera?

10 días al mes de media, pero hay épocas en las que viajo más, esto suele ser entre marzo y junio.

En esta época empalmo un viaje con otro, a veces tengo que decir que no a viajes porque coinciden las fechas, en

el próximo viaje iré a Guatemala y dos días después a Noruega.

¿Ha aprendido algo de los viajes?

A ser más tolerante, más humilde y sobre todo a ver que hay muchos puntos de vista diferentes y todos son

válidos.

Todos los pueblos evolucionan en función de los medios de vida en los que se desenvuelven.

El viajero va a descubrir, el turista tiende a comparar, en ocasiones, lugares o culturas muy diferentes.

Y hablando de otras culturas, otros idiomas, ¿Cómo se comunica en otros países?

En inglés me manejo bien, pero en ocasiones esto no ayuda. En el Tibet no conseguí que me pusieran un café

con leche ni dibujando la vaca.

En otra ocasión para comprar una baraja de cartas hice el signo de barajar con las manos, pero ellos lo hacen diferente.

Se reían.

¿Cuál ha sido su mejor viaje?

Las Maldivas, porque todo era muy nuevo, fué uno de mis primeros viajes. También por el grupo con el que fuí, teníamos mucho tiempo libre, fué como estar en vacaciones en una isla desierta con compañía.

¿Hace algún tipo de entrenamiento habitualmente?

Entreno siempre que puedo, en la ciudad se lleva una vida muy sedentaria, corro 2 o 3 veces por semana y hago bici y cinta en el gimnasio habitualmente, también esquío y hago montañismo. Hay que estar lo mejor preparado posible para poder aguantar 7 horas andando a pleno sol en las Islas Marquesas o hacer un treking en Nepal a 6000 metros de altura.

“Hay que estar lo mejor preparado posible”

¿Le cuesta volver a la realidad después de un viaje?

No. Al llegar al aeropuerto y subirme al avión pienso ya en la vuelta. Los aeropuertos internacionales son todos iguales. También pienso en las ventajas o desventajas de la vuelta.

A veces tardo cuatro días en recuperarme del viaje debido al “jet lag” (desfase horario). El peor jet lag que recuerdo fué a la vuelta de la Polinesia con 12,30 horas de diferencia, me desperté a las 2 de la mañana y no podía dormir.

¿Qué lleva siempre en un viaje?

Aspirinas, tapones para los oídos y colirio para los ojos.

Los tapones para los oídos son fundamentales, recomiendo hacer la prueba y que os los pongáis al volar, en un avión hay un ruido infernal por la presurización.

¿Se marea?

Por suerte no, en un viaje a Isla Reunión salimos de pesca en barco y estaba todo el pasaje mareado menos el capitán,

su ayudante y yo.

¿Qué equipo fotográfico suele llevar?

Depende mucho del viaje, pero en general dos cuerpos de cámara digital y lentes de 12mm a 105mm. Prefiero ir ligero, salgo

del hotel a las 8.30 am y no vuelvo hasta la noche, así que habitualmente llevo un cuerpo y un gran angular, es más

cercano.

Tengo equipo para fotografía submarina, saqué el certificado PADI de buceo para poder hacer fotos en el mar, hay lugares fantásticos como el mar Rojo.

“El viajero va a descubrir, el turista tiende a comparar”

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Texto © Aitor Diago

 

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